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LA GUÍA DEL CHILL-ER

2022

No recuerdo si fue primero la palabra “PREP” o la palabra “CHILL”, la que ingresó en mi diccionario mental. En todo caso da igual. Ambas están relacionadas, ¿o no? Después de una larga relación monogámica, comencé a descubrir el nuevo ambiente del soltero gay. En una ciudad inundada de excesos, de lujuria y de fiesta, estas dos palabras comenzaron a acercarse e introducirse en mis fantasías, que pudieron estar reprimidas por años, pero que ahora se hacían latentes y pertinentes con mi nuevo estado civil.

El deseo de explorar el sexo como nunca antes lo había hecho era una necesidad que se me escapaba desde los poros. Quería putear sin límites. Quería dar rienda suelta a satisfacer algo tan natural como el sexo sin reprimirlo, sin coartarlo y sin restringirlo, y no como nos habían enseñado durante milenios que debía ser. Y es que en estos nuevos tiempos el sexo tiene otro significado, otro atractivo y otros códigos. En el pasado habían quedado la protección y el reparo. La prudencia y el pudor. El concepto de Chill comenzaba a resonar en mis conversaciones con amigos de carne y nuevos amigos virtuales. La fiesta ya no era solamente ir a bailar, emborracharse, tomarse una pastillita mágica, ligar, besarse a uno (o dos como mucho), llevarse al chico de turno a la cama, sacar el condón y follar hasta las 8 de la mañana. Y si seguías cachondo, abrir el Grinder y buscar un siguiente amante. Ahora la noche se erguía en casas ajenas, donde varios chicos, conocidos o no, follamigos o no, amigos o no, continuaban la noche con más baile, más ligoteo, más desinhibición y más droga.

Cuando digo que la Prep viene de la mano con el Chill no es casualidad. La Prep nos liberó hacia la práctica sexual sin condones, o bareback. Además, muchos chicos seropositivos, con los avances en medicación para regular la carga viral, comenzaron a ser indetectables, lo cual los convertía en portadores, pero jamás en trasmisores. O sea, por donde se le mirase, el respeto por contagiarse del VIH estaba desapareciendo. Con la mayoría de chicos seropositivos siendo indetectables y tantos otros medicándose con la Prep, logramos estimular el sexo como más nos gusta: sin remordimientos, sin interminables y aburridos cortejos y sin artificialidades. Así que, antes de descubrir el mundo Chill-ero, decidí comenzar con el tratamiento de la Prep. Así sería más fácil hacerme parte de esta nueva forma de interactuar, de estimularse y de follar.

Esto del Chill encuentro que es fascinante. Libertades aún más liberadas nos ayudaron a entender que entre el sexo animal y el sexo amoroso hay un abanico de posibilidades, tal cual lo hacían en la antigua Grecia. En el Chill nos atrevemos a ser nosotros mismos, naturales, espontáneos y orgánicos. Y ojo que a veces ser falso, es lo más auténtico que puede tener el ser humano.

Pero los circuitos y códigos de los Chill a veces son complicados de entender. Sobre todo, si eres un amateur. Hay diferentes lenguajes verbales, físicos y hasta emocionales. Muchos arquetipos de personajes y personalidades que pululan en un Chill y con los que toca interactuar, hombres homosexuales súper heterogéneos que se relacionan e interactúan de formas diferentes e intensidades variopintas. Diferentes formas de ligar, de relacionarse, de sexualizar, de conversar y de lucidez. También hay distintas clasificaciones: hay muchos estilos y categorías para gestionar un Chill y muchas metodologías de organización, desde las más sencillas hasta las más complejas, pasando por aquellos Chill que son más íntimos hasta los más masivos. Con diferentes niveles de uso e ingesta de alucinógenos y estupefacientes. Diferentes estilos de vestimentas, prácticas, rituales y fetiches que ayudan a estimular fantasías. En fin. Como dice una de mis frases favoritas: “Para gustos, colores”. Con toda esta información creo que podríamos, entre todos, hacer un manual completo, una guía de estilo y una revista semanal.

Llevo tan sólo un par de años inmiscuido en estas nuevas aventuras exploratorias del sexo. He participado de muchos Chills, de muchos estilos y con diferentes simbolismos. He sido host y he estado en ciudades extranjeras interactuando en diferentes tipos de Chill. Y me gusta. Lo disfruto. Y más aún, me gozo a mí mismo. Y como sé que el concepto de Chill es de los temas favoritos de los Chill-ers, me he tomado la libertad de poner un poco de orden, gestionar el vocablo, definir ciertos prototipos y abrir las mentes. Nunca está de más ponerle nombre a las cosas e identificarlas como reales, implícitas y concretas. Y créanme, esto está recién comenzando señores. El Chill ya no es una moda. Es un estilo de vida.

Lo primero que tenemos que saber es qué es lo que entendemos como Chill. Mucha gente cree que es un “After”, otros que es una “Orgía”, para algunos es una “Fiesta” y para otros un “Desmadre”. Pues es un poco de esto, un poco de aquello, mucho de todo y poco de nada. El Chill es un evento privado, en casas particulares o habitaciones de hotel, donde un grupo de personas mayoritariamente del sexo masculino (desde 3 unidades en adelante), interactúan sexualmente con más desinhibición de lo normal, sumando drogas químicas o naturales que ayudan al destape, a la amplitud física y mental, a la estimulación de la confianza y a la interrelación de quienes están presentes en un mismo espacio y tiempo. No tiene horarios. Puede ser de día, de noche, entre semana o fines de semana. Todo depende de la disponibilidad de los interesados. A partir de aquí, es donde comienza a complejizarse el tema. Mal que mal en un Chill puede pasar de todo. Los límites son acordados tácitamente y según las características del grupo, el desarrollo de un Chill puede ir barajando una serie de vicisitudes que van causando el evento de una manera u otra. Por eso es importante que le demos forma al entendimiento de todo lo que implica el Chill.

Ahora sí. Vamos a ir al detalle.

Es súper importante entender que la intensidad del Chill se mide por varios factores: cantidad de involucrados, intensión de sexualizar, tipología de drogas, códigos de interacción, espacio físico definido y mecanismos de invitación. Es por esto, que he definido 5 niveles de Chill.

NIVEL 1: Suele ser un grupo de personas con una relación prestablecida: amigos, follamigos, amantes, novios o exces. Hay mucha risa y conversación. Un par de cervezas, una rayita de mefe o coca, quizás algún porro y muy rara vez una varillita de GHB. Como no hay mucho que descubrir, porque por lo general todos se conocen menos o más, el ambiente es más distendido y existe un coqueteo muy sutil entre quienes están reunidos. Se hacen un par de fotos o stories para el Instagram y se comentan temas superficiales, aunque a veces se da pie para temas más profundos de interés colectivo. Muchas veces este nivel sirve como previa a alguna fiesta, pero también hay quienes se reúnen de esta manera a pasar el rato y, sin prisas, ver si poco a poco se va convirtiendo en algo más que una simple reunión de colegas comenzando a colocarse. Esto nos da pie al siguiente nivel.

NIVEL 2: Aquí el grupo está más dividido. Algunos ya se conocen previamente, sobre todo el host que conoce o ubica a todos los que ha invitado directa o indirectamente. Sin embargo, lo que caracteriza este nivel, es que siempre hay una o varias nuevas caras: un total desconocido, que automáticamente pasa a ser el elemento de mayor interés dentro del grupo. Puede ser un invitado de otro invitado, un amigo fuerino y que está de visita en la ciudad, o un chico que el host descubrió por Grinder o Scruff y se motivó a invitar sin conocerlo en persona. La cantidad de droga es más bien superior que la del nivel anterior y los móviles comienzan a salir de los bolsillos para dar pie a la búsqueda de otros pares interesados en eventualmente sumarse a la convocatoria. Hay nuevas y mejores confianzas, los flirteos son más intensos y la ropa comienza a molestar. Las primeras víctimas son las camisetas, pero la idea es que luego caigan pantalones y calcetines. Es más divertido estar en calzoncillos o shorts. Alguien tiene el control de las varillas de GHB que todos acuerdan tomar de hora en hora, por lo tanto, las bebidas alcohólicas suelen guardarse y dar paso a zumos del Mercadona o el nunca bien ponderado Aquarius. Las bolsitas de mefe o coca ya están sobre la mesa. Los más organizados tienen el plato armado de rayas blancas con el billete de 10€ enrollado y otros van ofreciendo con una cucharilla desde una pequeña bolsa de plástico el polvillo que nos injertamos en las narices. Alguno puede repartir un cuartito de éxtasis o deditos de MDMA. La música comienza a sonar más fuerte y las ganas de bailar y levantarse de la silla comienzan a ser más necesarias. Hay besos, hay caricias y hay ligoteo directo y sin trámites. El calor poco a poco se apodera del ambiente y quienes participan de él interactúan desde la fraternidad hasta el rozamiento corporal endurecido y humedecido, como si fuera una fiesta de la WE. A este nivel se le llama “Socichill” porque nos invita a sociabilizar primero y ligotear después.

NIVEL 3: Este para mí es el clásico Chill. Independiente de la cantidad de personas, el lívido ya se ha apoderado de todos. Suele haber muy buen rollo. Las drogas ya están interactuando con nuestras pulsaciones y neuronas. La mayoría son caras nuevas, chicos que se habían visto, pero no se conocían, alguno repetido de un Chill anterior y no falta el turista que quiere fiesta, y se encontró en Grinder con la invitación. Casi todos en “putishort”, pero ya los más desinhibidos pueden ir en bolas. No recordamos el nombre de todos, sino hasta que interactuamos de forma directa con cada individuo, se habla de sexo, de hombres, de rutinas y de anécdotas personales. También se habla mucho sobre lo que pasó en algún Chill del fin de semana pasado o del año anterior. A todos les gusta compartir sus experiencias Chill-eras. Todos quieren hablar y todos quieren ser oídos.  Mientras unos conversan y hacen un cigarro en la cocina, otros están sobre la mesa metiéndose una raya o un chorri. Mientras unos bailan como si estuvieran en el Sonar, otros están sobre el sofá o la habitación besándose, rozándose, lengüeteándose y haciéndose pajas. La chupipaja.

NIVEL 4: A este nivel se le llama “Guarrichill”. El nombre ya lo dice todo. Aquí hay guarreo. Sexo puro y duro. El Grinder, Scruff y otras aplicaciones están encendidas. Cada quién buscando un potencial interesado en sumarse a la fiesta. La entrada de la casa es como una puerta giratoria. Diferentes chicos van llegando con sus mochilas y dentro su arsenal de drogas, estimulantes y artículos de aseo. Es que aquí la higiene (para el que lo quiera) es una parte importante del evento. Muchos chicos vienen de fuera, de otra juerga, puede ser de otro Chill o de una discoteca, pero seguro ya llegan más o menos ciegas y quieren lio, del divertido. Por eso es importante tener la posibilidad de darse una ducha, de pasar por el váter y hacerse una buena lavativa si quieren interactuar como pasivos. Alguno ya comienza a sacar una pipa, para humear otras sustancias. Aparecen nuevas drogas más inéditas y a veces desconocidas. Aunque hay muchos que sólo se meten lo que ya conocen, algunos quieren explorar nuevas sensaciones y deseos. Casi ninguno sigue en calzoncillos, quizás el que haya llegado hace menos tiempo y aún está inspeccionando el espacio para entrar en confianza, no se lo saca todavía. El televisor encendido con porno o videos de DJ de música house en streaming son parte del paisaje. Duplas, tríos y cuartetos interactúan a vista de todos los invitados. El sexo es la principal razón de interacción, pero no es la única. Todos en algún momento quieren frenar un rato, hacer un cigarro y conversar sobre cualquier cosa con el que acaba de besar o follar. Temas varios, principalmente relacionados con el sexo o la cotidianidad, se confunden con los gemidos y caricias entre quienes siguen follando. Todos con el ímpetu desbordado, suele haber buena sintonía y ganas de que la noche no acabe, aunque ya sean las 2 de la tarde. La droga favorece mucho a generar ese buenrollismo, porque a estas alturas no solo ayuda a aumentar la potencia libidinal, sino que también ayuda a desinhibirse por completo y relajar cualquier tipo de pudor o inseguridad.

 

NIVEL 5: Antes les llamaban orgías y hoy, pues la verdad es que hoy, el nivel 5 es un sinónimo de orgía, sin más. Para qué voy a inventar una palabra si la que hay es perfecta. Un poquito de historia: Orgía llegó al español procedente del término francés orgie y éste, del griego órgion que significa ‘ceremonia religiosa’. Las primeras orgías fueron las dionisíacas, fiestas religiosas griegas en homenaje a Dioniso, el dios de la fertilidad y del vino. Al principio, las dionisíacas eran fiestas de mujeres, pero a partir de cierta época, también comenzaron a participar hombres, con lo que las ceremonias religiosas se convirtieron en reuniones de sexo grupal relacionadas con el culto a la fertilidad, donde los participantes bebían vino a destajo. En el siglo XXI, las orgías son exactamente lo mismo, solo que, en vez de vino, se consumen drogas; y en vez de hacerle culto a la fertilidad, se folla por placer y egocentrismo. En este nivel, por lo general, nadie se sabe el nombre de nadie, no hay tiempo para mucha palabrería, porque las bocas se usan para besar, mamar y lamer. Todos tienen sexo con todos, muchas veces simultáneamente. Además de las drogas de siempre y las nuevas, caen las pastillas de viagra que ayudan a prolongar el acto sexual por más tiempo. El objetivo de todos es el mismo: follar por horas con la mayor cantidad de hombres posible hasta correrse.  

Otro aspecto que creo importante de explicar es reconocer las tipologías de Chill-ers que existen. Partiendo de la base que cualquier persona es un individuo inimitable e irrepetible, es cierto que nuestra actitud y forma de relacionarnos cambia en un Chill, no solo por las drogas que pueden alterar nuestras percepciones y exagerar nuestras personalidades, sino también porque queremos y nos atrevemos a exponernos de la manera más natural posible. Desde esta perspectiva creo que se pueden agrupar y segmentar diferentes arquetipos de hombres, que, por su actitud, predisposición para hacer según qué cosas y nivel de seguridad y preferencias se comportan de una u otra manera en los circuitos Chill-eros. Aquí algunos de ellos:

EL DIVA: Es el galán de la noche. Es sexy, atractivo, de mirada elegante y un cuerpazo de revista. Y él lo sabe. Un poco arrogante y engreído, y es que, porque sabe que es el guaperas de la noche, se siente algo superior al resto. No interactúa con cualquiera y se alimenta el ego sabiendo que es el más deseado del grupo.

EL RELACIONES PÚBLICAS: El 80% del tiempo está con el móvil en mano pasando de app en app buscando nuevos posibles invitados. Conecta con todos los chicos a la redonda que están on-line buscando lio, hace los castings y busca aprobaciones. Tiene las suscripciones VIP y PRO de todas las aplicaciones homosociales, así que créanme que quorum no le falta.

EL HUMORISTA: A este chico el subidón le cae muy bien, aflora en él su lado más divertido: cuenta chistes, anécdotas y hace bromas blancas que, por lo general, hacen reír a quiénes lo rodean. Aunque puede ser un poco pesado porque no le para la lengua y no entiende cuándo callar. Le es fácil coger confianza con desconocidos y prefiere sociabilizar antes que sexualizar.

EL CULPOSO: Este es el clásico chico que llega al Chill con mucha expectativa y con ganas de pasarlo de puta madre, pero a medida que pasan las horas, su entusiasmo se comienza a transformar en culpa: Que el lunes va a tener resaca, que se ha gastado mucha pasta en droga, que ya lleva demasiadas horas sin dormir, que ya lleva demasiados fines de semana haciendo lo mismo, que esta no es la vida que quiere, que algún día se va a arrepentir de haber malgastado su tiempo en los Chill. Y el fin de semana siguiente repite. Es como un círculo vicioso y virtuoso. Ambos al mismo tiempo.

EL MANOS LARGAS: Esta es una tipología de hombre que heredamos de las saunas y el cruising. Lamentablemente no suele ser muy agraciado, algo tiene que suele no ser atractivo para la mayoría de los asistentes. Pero como él lo sabe y no se complejiza, se conforma con acariciar pieles ajenas mientras se conversa en grupo o acercarse a otros chicos que están interactuando sexualmente y manosear el resto de cuerpos sin pedir retribución. 

EL RUIDOSO: Seguramente por los efectos de los psicotrópicos que se haya metido, a este personaje el tono de voz le sube gradualmente, olvidando que, en muchas oportunidades, el ruido dentro de un Chill es limitado. No solo el host, sino que el resto de los invitados pasan la jornada completa haciéndole un “Shhhh”. Sin embargo, el ruidoso, sin mal intensión, aumenta los decibeles, pisotea más fuerte y le sube el volumen a la Alexa.

EL ENAMORADO: Este es un personaje bastante particular. Seguramente por causa del colocón, del calor y de que los sentidos y sentimientos se desbordan con facilidad, es que siente una conexión especial con uno o varios de los invitados, a quienes les coquetea, les presta más atención y busca intimar de manera más personalizada. Es de hacer mimos, de besos apasionados, de piropear con encanto y de declaraciones romanticonas sin sentido. Cree que ha encontrado a su príncipe azul y no soporta cuando algún otro Chill-ero intenta quitárselo. Eso sí, el enamoramiento le dura solo un par de horas, luego se olvida.

EL BOLSERO: Este es un personaje que detesto, porque más que otra cosa, es un puto mal educado. Llega con las manos vacías e inmediatamente intenta hacerse el simpático porque sabe que su aporte es nulo. No avisa que no tiene ni un mísero medio gramo de alguna mierda y ni siquiera se disculpa por ello. No se ofrece a dejar algo de dinero para aportar de alguna manera, mucho menos es capaz de comprar una puta botella de agua en el chino. Nada. Así y todo, es el primero en poner la nariz y la lengua, cuando ve a alguien, que, sin ofrecerle, está haciendo alguna rayita o dedito. Desvergonzado.

El DJ: Se autodefine como un melómano. Se conoce, según él, los mejores playlists de Soundcloud o Spotify con las sesiones de música techno, trance, electroclash, eurobeat, UK garage, rave, gabber, dance-pop, trip hop, big beat, speed garage y neo electro más actuales; ideales para acompañar una sesión de Chill. En otras palabras, es el pesado de turno que está encima de la pobre Siri o Alexa cambiando de tanto en tanto la puta música.

EL VOUYER: Habla poco y mira mucho. Puede ser timidez o puede ser desinterés. Sea como sea, a este personaje apenas se le escucha la voz. Cuando el folleteo ya está a vista y paciencia de todos, se le abren los ojos, se le arranca la mandíbula, le brota una cara de degenerado y mientras observa sin escrúpulos, se masturba como si no hubiese fin. Al final de cuentas es lo que más disfruta.

EL PRIMERIZO: Es su primera o segunda vez en un Chill. Se atrevió porque algún amigo lo convenció que lo disfrutaría. Siempre hay uno, o más, que son conocidos o amigos, lo cual lo ayuda a sentirse un poco más a gusto. No tiene muy claro lo de las drogas y le cuesta mucho el destape. Al principio observa y no dice ni pío, luego no le para la lengua de preguntas. Va lento, pero seguro. Pero a medida que va entrando en confianza, según la calidad humana del grupo, va descubriendo los placeres del Chill. ¡Todos tuvimos una primera vez!

EL PSICÓLOGO: Nunca está de más ese amigo concejero, que siempre tiene una palabra de entendimiento, aliento o consuelo. Es que en los Chill también se cuentan historias personales, dramáticas y de introspección. El psicólogo siempre tendrá la frase adecuada – y cursi, tipo Mister Wonderful - para levantar ánimos y solucionar vidas. Aunque, la verdad, la mejor solución sea una rayita de algo y una buena follada. ¡A eso hemos ido al Chill!

EL DROMEDARIO: Ojo, que no es un camello, pero conoce a todos los de la ciudad. Es a quien acudir cuando la cantidad de droga comienza a disminuir, y el dromedario, precavido, comienza a avisar que ya tocaría hacer un pedido. Busca el consenso para saber qué comprar y reúne el dinero necesario entre los comensales, ya sea en metálico o bizum. Hace la gestión, negocia con el dealer y se encarga de la recepción de la compra. Su sueño es que este tipo de gestiones en el futuro se puedan realizar a través de Glovo.

EL EXTRANJERO: Especialmente durante las épocas estivales o fines de semana largos, cuando llegan los turistas a la ciudad buscando conocer y explorar los Chills locales (Recordemos que el Chill es un fenómeno global). Se encuentran fácilmente en las aplicaciones porque son caras nuevas y su perfil está en inglés u otro idioma. Son muy participativos, aunque al principio suelen estar un poco tímidos, quieren encajar y la barrera idiomática lo resuelven con un lenguaje no-verbal muy evidente.

EL MULTITASK: Mientras folla con uno, está hablando del clima con otro al lado. Mientras prepara rayitas de coca o mefe, está navegando en las redes homosociales. Mientras se come una polla, juega y tontea simultáneamente con varios de los invitados. En fin, es un chico que puede hacer muchas cosas al mismo tiempo. Si las hace bien o no, es otro cuento.  

EL CHACHA: Nadie le ha pedido nada, pero como este personaje suele tener un TOC con el orden y la limpieza, no puede evitar ir vaciando ceniceros, lavar vasos, recoger basura, pasar la mopa en el baño, estirar las sábanas del colchón, recoger calzoncillos tirados en el suelo y organizar las bolsitas y cajitas de drogas en orden alfabético sobre la mesa de centro. También es quien suele tener el control de las horas en su móvil o Apple Watch para el chorri.

EL BELLO DURMIENTE: Ya sea porque está de bajón o porque ya lleva demasiadas horas de parranda, cae sobre los brazos de Morfeo de manera tan subliminal, que no le da el cuerpo para coger sus cosas y marcharse. A veces es muy discreto y se encierra y acurruca en algún rincón para que nadie lo vea, pero en la mayoría de las oportunidades se queda sopa en pleno sofá sin enterarse de todo lo que sucede a su alrededor.

EL CO-HOST: Suele ser un participante muy cercano al dueño de casa porque es el segundo a bordo. Cuando el host está ocupado o desaparecido, el co-host es quien está pendiente de recibir o despedir comensales, de regular el volumen de la música, sabe dónde está cada enchufe y dónde encontrar los distintos tipos de cargadores de móvil, pero por, sobre todo, de hacer sentir a los invitados como en su casa. Es un rol bastante importante.

EL HOST: Es el dueño de casa. Pero es una tipología de Chill-er tan relevante, que prefiero profundizar sobre él más adelante.

Por supuesto que podríamos identificar otros tipos de Chill-ers, pero creo que éstos son los más reconocibles y predominantes. No hay que olvidar que la disposición e intencionalidades de cada chico en un Chill es diferente y los niveles de interés e inteligencia emocional de cada quien son distintos. Aunque por lo general, suelen haber muchos consensos.

Organizar un Chill puede ser muy complejo o extremadamente sencillo. Todo depende de: a) la espontaneidad con el que surge y se origina, b) de la cantidad y calidad de los invitados, c) del tipo y tamaño de espacio y d) de los límites que el host quiera poner.

  1. Hay hosts más planificados, que les gusta preparar un Chill lo más anticipadamente posible, que por lo general tiene “amichills” (amigos que conoció en Chills anteriores, tuvo buena onda, intercambió teléfonos y suele invitar cuando organiza un Chill en casa), tiene ya comprado zumos, bebidas, lubricantes y drogas para convidar y repartir entre sus invitados y horas antes ya comienza a indagar por Grinder o Scruff para ver la mercancía que ofrece la noche. Otros improvisan más, se animan a invitar gente a su casa porque se hizo alguna rayita previa y le subió el calentón, o porque viene borracho llegando a casa de una fiesta con alguno que otro amigo y se animan a invitar más chicos para satisfacer cualquier tipo de calentura o simplemente porque aún no les llega el bajón y tienen la necesidad de continuar la fiesta.

  2. Hay Chills que son multitudinarios, que llenan un departamento con el aforo máximo y otros más íntimos, de no más de 4 personas. Hay hosts que quieren tener el currículo completo de quienes aspiran a asistir a su morada y otros que dejan que cualquiera invite al que se le antoje sin preguntar.

  3. El lugar puede determinar las características del Chill: hay pisos gigantes, con terrazas que te posibilitan estar al sol cuando es verano, con varios recovecos y habitaciones que permiten intimidad para el que lo quiera y donde se puede hacer mucho ruido porque los vecinos ni molestan; hay apartamentos más preparados, con un colchón en la mitad del salón, un pequeño balcón para el que quiera fumar y  si tienes suerte, hasta con un slinger colgando desde el techo; y los hay más sencillos y pequeños, que limita el número de asistentes, volumen de música y una cocina integrada que funciona muchas veces como punto de encuentro social más que sexual.

  4. Y finalmente las facultades de gracia y amabilidad que tenga el host, su facilidad para identificar quiénes puedan ser un aporte o no para el encuentro, su nivel de comodidad cuando tiene desconocidos en casa y su sensibilidad para empatizar con cada invitado. Sobre este último punto, podemos identificar que hay dos extremos de host:

 

EL SÚPER-HOST: Es una persona muy carismática, espontánea y generosa. Tiene la facilidad de hacer sentir cómoda a la gente cuando llegan a su hogar. Le gusta que, sobre todo, la gente que llega a su casa se lo pase bien. Esto es muy bueno, porque si hay un buen clima, las probabilidades de que haya algún tipo de mal entendido, de malas caras o mala pelea, disminuyan considerablemente. Tiene esa cualidad de generar un buen ambiente, no sólo por el simple hecho de que la casa tiene un feng-shui excepcionalmente trabajado, sino que tiene la psicología para hacer sentir bien a la gente consigo misma. Sabe muy bien cuáles son los límites y reglas de su casa, y las hace ver de manera muy franca, sin ofender y sin conflictuar. Y si a algunos no les gusta, tiene la facilidad de invitarlos a retirarse de una manera muy elegante y cordial.

EL ANTI-HOST: Simple. Está tirado en el sofá de su casa y no tiene ninguna intensión de moverse. Algún amichill llegó para abordar la noche y desde ahí comienzan a buscar si a alguien le apetece sumarse. Le importa un pepino si llega uno más o llegan 20. Le importa un carajo quién venga y le importa mucho menos si la gente está cómoda o no en su casa, que, por lo general, suele estar bastante desordenada. A medida que las horas avanzan, muchas veces se siente con el derecho de que puede y debe interactuar social o sexualmente con el que le apetezca, haya o no reciprocidad. Los límites los pone solo cuando ya la fiesta se le escapa de las manos y comienza a haber peleas, subidones potentes de droga o vecinos que alegan por el ruido. Y cuidado, que cuando le baja la migraña, no tiene un pelo para echar a todo el mundo de su casa.

Aunque la mayoría de los participantes de un Chill son solteros, hay un fenómeno súper interesante que creo se ha amplificado gracias a los Chills, y es la apertura de relación que con más frecuencia comienzan a experimentar las parejas gais. Es cierto que hoy en día la infidelidad física está sobrevalorada, estamos entendiendo que no somos seres monogámicos, la naturaleza humana jamás ha sido así, y con el tiempo las parejas se han ido atreviendo a experimentar de manera más orgánica la posibilidad de abrir sexualmente la relación hacia otros hombres. Y los Chills han fundado una instancia para la exploración y entendimiento de cómo poder ir abriendo una relación. En lo personal, me parece súper atractivo ver cómo estas parejas interactúan en una reunión Chill-era, siempre y cuando hayan podido gestionar una dupla de mucha confianza y comunicación para que los celos o malentendidos no se expongan y causen daño. Muchos logran construir una complicidad envidiable: generan códigos propios, suelen tener intereses comunes y disfrutan cuando el otro disfruta con otro.

¿Y ven, amigos? Poco a poco comenzamos a descubrir y entender los Chills.

Hay un tema que para muchos puede ser bastante sensible, pero que es importante de entender, identificar, y, sobre todo, de no juzgar. Sin drogas un Chill no es Chill. Las cosas como son. Entre 2010 y 2019 el número de personas que consumen drogas aumentó un 22%, debido en parte al crecimiento de la población mundial, y este crecimiento en la taza de consumo se prevé sea exponencial de cara al 2030. Esto no es culpa de los Chill, no señores. Pero sin duda que este fenómeno ha hecho que la expansión y evolución de esta tipología de reuniones vaya en aumento. Lo hemos dicho antes, los estupefacientes nos ayudan a relajar pudores, a tranquilizar nervios y a sentirnos más cómodos con el entorno; también es verdad que alteran nuestra realidad, que confunden emociones y sensaciones y perjudican los sentidos. La paranoia es uno de los enemigos más importantes de los Chill.

En la vida, los grandes cánceres de la sociedad son los fanatismos y los excesos. El fanatismo o exceso de cualquier sustancia química, es super perjudicial para una persona. Así como el alcohol, el tabaquismo, la envidia o la vanidad, permitidos socialmente, en exceso son malos para el individuo, las drogas también lo son. Lo que pasa es que al ser ilegales y no haber una educación correcta al respecto, es más fácil que su consumo nos juegue en contra. Antes que todo, un Chill es un ámbito social, por lo tanto, el consumo de drogas en este contexto es de uso social. Es cierto que hay yonkees que se drogan por autocompasión, poca capacidad de autocuidado y autoestima, problemas contextuales y sociales, poca inteligencia emocional o nula capacidad de entender la realidad, la mayoría de chicos que participan de los Chill, entienden que el consumo de estupefacientes es sólo para liberar cualquier tipo de emoción reprimida, y no por una adicción propensa. Tal cual como lo es el alcohol en cualquier tipo de reunión social. Por lo tanto, muchos de los chicos que son asiduos a Chill, no son drogadictos. Por supuesto que los hay, así como hay alcohólicos en cada esquina, pero no es justo apuntar con el dedo que quien va a un Chill es un drogadicto. Además, jamás nadie te obligará a consumir algo si no quieres, y si lo hacen, pues no estás en el lugar adecuado y te vas.

No digo que haya que legalizar nada, solo digo que debemos educarnos mejor, y ser menos prejuiciosos. Cuando tenía 14 años fue la primera vez que me emborraché. Y durante casi 20 años, cada fin de semana que salía de fiesta hacía lo mismo, para envalentonarme, relajarme y desprejuiciarme. Cuando cumplí 32 años, fue la primera vez que hice un “viaje” con éxtasis, y desde entonces, con mucha cautela, conociendo mi cuerpo y mi mente, poco a poco comencé a explorar otro tipo de drogas químicas, a entender cuáles me favorecen y cuáles no. Creo que la clave para ese proceso es tenerse mucho respeto y saber escuchar y escucharse. Tampoco digo que meterse una raya de algo, un chorri o una pastilla, sea para todo el mundo, pero me parece injusto criticar algo que jamás se ha probado, porque gran parte de la sociedad lo refuta. Por intentar algo diferente, no te harás adicto, si no lo quieres ser. Todo está en nuestras cabezas. Y es aquí donde insisto que el autoconocimiento es clave para experimentar cualquier tipo de nueva sensación. Esa es mi humilde opinión.

Ahora vamos al grano. Las drogas. Es un submundo importante de entender y que, como he dicho, es parte fundamental de un Chill. Si no hay droga, amigos, no hay Chill. Punto.

A lo largo de esta guía, ya he ido mencionando los más regulares, pero ahora me quiero centrar en todo el abanico de opciones de estupefacientes que pueden encontrarse en un Chill. Como hemos visto, el nivel del Chill está proporcionalmente relacionado con la cantidad y tipo de drogas que se puedan consumir. Y como he dicho, cada uno conoce sus propios límites, y si bien la idea es explorar, cada uno debería tener la capacidad y responsabilidad de decidir hasta dónde llegar. Por definición las drogas son ilegales, quizás eso sea un factor que las hace más atractivas, pero también es cierto, y ya gracias a los Mayas e Incas, que el consumo de estupefacientes ha servido para explorarse y entenderse a uno mismo desde una perspectiva más sugestiva e irracional, pero no por eso menos relevante. Si buscamos en Google la cantidad de drogas que pululan entre nuestras sociedades, encontramos miles. Varían mucho en locación geográfica, poder adquisitivo del comprador y capacidad productiva y de tráfico de cada mercado. Solo me centraré en aquellas que más solemos encontrarnos en un Chill, aunque es verdad que a veces, aparecen nuevas y desconocidas, que a lo largo del tiempo se ponen de moda… o no.

Las drogas en un Chill tienen dos objetivos físicos: subir la libido y mantenernos activos por más tiempo. Y dos objetivos mentales: desprejuiciarnos de nosotros mismos y atrevernos a ser más expansivos. Si el objetivo es diferente, nos metemos en terrenos más peligrosos. Así que, cuidado.

  • Marihuana y Hachís: El porrito de toda la vida. Se utiliza cada vez menos, pero ayuda mucho para desconectar y relajarse.

  • G: El chorri. Esa varilla amiga que tomamos de hora en hora, que ayuda a subir la carga sexual y a sentirnos más cómodos con nuestros cuerpos y los cuerpos del resto.

  • Poppers: Un clásico. Ayuda a estimular el deseo sexual y las sensibilidades físicas. Su duración es bastante limitada, pero potente.

  • Coca: Básicamente funciona para mantenerte activo, inhibe el sueño y el hambre, y te permite perdurar el Chill por tiempo más ilimitado.

  • Mefe: La llamo la coca de los pobres, porque el efecto es el mismo, pero más barata. Además, tiene un componente de lívido algo más fuerte.

  • Eme: Para mí, es de uso más de fiesta que de Chill, aunque muchos lo usan en este tipo de reuniones, porque les pone más cariñosos y gozadores.

  • Éxtasis: Suele molerse de pastilla a polvo para que perdure mejor. La verdad, el efecto no es más que relajarte.

  • Speed: Un poco como la eme, solo que el efecto es más rápido, aunque dura menos. Pero se usa bastante, porque su valor es menor.

  • Keta: Es un alucinógeno que ayuda a soltar el cuerpo, pero por sobre todo a percibir el entorno de manera más juguetona y liberadora.

  • Tusi: O cocaína rosa. Mismos efectos que la coca, pero más alucinógenos, que elevan sensaciones y sensibilidades, pero te deja a gustillo, siempre y cuando no se te vaya la pinza inhalándolo.

  • Tina: De las clásicas es la que peor fama tiene, y justificada. Su consumo te libera sexualmente, pero inhalarlo de manera desmedida puede generar paranoias o alucinaciones que muchas veces son innecesarias y hasta destructivas.

  • Viagra y derivados: Todos sabemos su función: prolongar la erección. Aunque si no es por un problema físico, la erección se produce o no por nuestra capacidad mental de conseguirla y la facilidad de estimularnos. Aunque también es cierto que después de horas de polla erecta y de consumo de otras drogas, la erección es más difícil de conseguir. Por eso su uso en Chills.

  • Slam: No es una droga, sino más bien una práctica. Es obligatoriamente intravenosa y pretende estimular exponencialmente la sensación normal que provoca el estupefaciente con el que se practique.

 

Hay muchos más estupefacientes y prácticas de consumo, seguro que sí. Y esta declaración no significa que debas probarlas todas. Cuidado que puede ser muy engañoso, porque el cuerpo y la mente funcionan diferente cuando estás abducido por cualquiera de estas sustancias, o la suma de éstas. Si vas a experimentar por primera vez alguna, intenta siempre que sea con alguien de confianza cerca, que sepas te ayudará si algo sale mal. Eso es clave.

Y chicos, si comienzan a identificar que, por causa del consumo de éstas, u otras drogas, comienzan a tener problemas personales, familiares, laborales, emocionales o económicos, es importante poder hacer una introspección y buscar ayuda. La hay. Es solo aceptarlo y encontrarla, está a un click de distancia. No es difícil. Al final de esta guía, te dejo un par de sitios web, donde con total discreción y confianza puedes informarte, acercarte y preguntar.

Quiérete. Ese es el más lindo consejo que puedo darte.

Un tema no menor en estas instancias es cuando alguno de los invitados, por una razón u otra, no encaja de manera correcta en el puzle de personalidades de transitan en el lugar del Chill. Suele ser el pringado que lleva horas buscando ser invitado a uno en alguna red homosocial, que por el colocón que pueda cargar, no es capaz de distinguir el tipo de Chill, y su necesidad es tal de poder participar en cualquiera, que no discierne en que si eventualmente es potencial candidato para ajustar sus necesidades personales según la invitación que se le ofrece. A cualquiera responderá afirmativamente.

Hay variadas situaciones en las cuales un comensal puede, o no, hacerse parte de un grupo, y si no lo es, pues toca tomar medidas en el asunto. Estas son algunas:

Diferente sintonía sexual: Hemos hablado de los diferentes niveles. Si llegas a un Chill con un arsenal de juguetes, consoladores y fetichismos cuando la mayoría de los comensales apenas se han quitado la camiseta, será más complicado de conectar, a menos que tengas paciencia y esperanza que el evento vaya evolucionando a lo que realmente esperas se transforme.

Diferente estilo de colocón o uso de drogas: A veces puedes llegar a un Chill, donde el ambiente está tan trastocado por el consumo abusivo de drogas, que seguramente te sentirás fuera de lugar. O viceversa. Aquí es cuando alguna de las partes debe tomar la iniciativa de que, o te pones acorde con la mayoría, o enseñas banderita blanca y te mandas a cambiar.

Diferentes estereotipos físicos: En nuestra comunidad gay, los patrones anatómicos muchas veces están definidos y categorizados: cachas, osos, twings, nutrias, atléticos, maduros, y un largo etcétera. Si el nuevo invitado no cumple ciertos estándares, suele ser mal visto, o peor, pasa a ser totalmente invisible. Esto suele pasar cuando en un solo Chill conviven demasiados del arquetipo del Diva, que hemos definido anteriormente.

Diferentes intensidades de interacción: Hay personas que llegan a un Chill con expectativas de interrelacionarse que el ambiente general aún no ha concebido. Puede ser porque el nivel de Chill entre los participantes sea distinto al del recién llegado, o porque las capacidades de inteligencia emocional y/o física del nuevo recluto no están a la altura del consenso que se ha generado en las horas que el Chill lleva activo.

Diferentes puntos de vista sobre temas puntuales: Es cierto, nadie necesariamente tiene que estar de acuerdo con todo el mundo sobre distintos temas de conversación que se generan en un Chill. Pero cuando las conversaciones tienen una dirección y un invitado no puede seguirlas y se altera, se molesta o se ofende, es cuando descalza completamente del ambiente.

En estas situaciones, lo inteligente es, primero, identificarlas. Y según quién las identifique, tener la iniciativa de saber despedir o entender que toca despedirse (depende de quién sea el emisor y quién el receptor, ¿saben?). El ciego muchas veces no te ayuda a entender si alguien está fuera de lugar, y tampoco tu propio ciego ayuda a darte cuenta si estás desencajando. Hay que tener un par de cojones tanto para pedirle a alguien que se retire, como para asumir que es mejor abortar misión. Saber irse de un lugar cuando no eres bienvenido es un arte, pero mucho más arte es, saber pedirle a alguien que se vaya porque simplemente no pudo encajar con el clima que se ha prosperado en el Chill. Algunos se inventan unas historias de telenovela para hacerle ver al invitado no-deseado que es mejor dejar el apartamento donde se está desarrollando el Chill, donde poco a poco se va avisando disimuladamente a los comensales que deben ser parte del teatro que ayudará a que el personaje en cuestión se destierre automáticamente del local, pero hay unos tantos que de manera directa y precisa le piden al señorito que abandone sin escándalos el recinto. Cuán segurata. Las formas pueden ser más tajantes y dolorosas, o más etéreas y educadas, depende de las facultades administrativas del host, del co-host o del asignado para este tipo de tareas.

Respecto a este mismo tema, si los invitados pueden encajar o no, hay un elemento primordial en la concepción de un Chill que es clave para su gestión. ¿Sabes de qué estoy hablando? ¡Vamos! Lo he comentado. A estas alturas lo deberías saber. Piensa… ¿Tienes respuesta? ¿No? Vaya, pues te lo repito: Las redes homosociales. Si bien el amichill o que estés con tu pareja tonteando, ayuda a que la gestión de un Chill comience a producirse, es gracias a las redes homosociales que las invitaciones y la caza de potenciales participantes se expanda, lo cual permite encontrar esas nuevas caras - o cuerpos - que eventualmente puedan contribuir a la formación de un Chill. Grinder, Scruff, Gayromeo, Telegram, Hornet, MachoBB y tantas otras (que tienen más o menos popularidad según cada país), son clave para que un Chill se convierta en tal.

Aquel perfil que está on-line buscando lio, que cuando conecta, hace preguntas muy particulares sobre lo que se está haciendo, de cuáles drogas se están usando, pide fotos de cada participante y remata con “ya es muy tarde y me voy a ir a acostar” es el CALIENTAPOLLAS. Ya hemos hablado de él, lo llamaremos el DESESPERADO: no pregunta mucho, solo quiere llegar porque le arde el rabo y/o el culo por follar. El GRUPO, una colección de chicos en una casa se conecta con otra colección de otro Chill; y llegan al acuerdo de mancomunión. Es muy bonito cuando sucede. Aquel que también hace muchas preguntas, accede en ir, sale de su casa, se demora porque pasó a conseguir algo con el camello, se demora un poco más porque Google Maps no lo ha podido guiar bien hacia el destino y de repente aparece desconectado es el FANTASMA. El ENTUSIASTA se muestra muy simpático y divertido en los chats, usa muchos emoticones y se atreve a hacerse selfies instantáneas. Entrega abiertamente su perfil de Instagram, Facebook, Twitter y LinkedIn, solo para corroborar su identidad. Otro tipo de perfil on-line es el FETICHISTA. Es aquel que pregunta solamente respecto al tipo de sexo que se está practicando y su aporte más que de drogas, es de arneses, consoladores, tipos de lubricantes, jockstraps y látigos para cumplir sus fantasías y el del que lo quiera. Finalmente, el DIRECTO, es el que no hace muchas preguntas, más que la dirección y el nombre del host, porque está de rico subidón en su casa y solo quiere pasárselo bien en un Chill, conocer gente nueva y se adapta con facilidad al tipo de ambiente que haya.

La verdad es que dedicamos bastantes horas de la jornada Chill-era en esta búsqueda de nuevos potenciales participantes. Invertimos tiempo frente a la pantalla, escribiendo y respondiendo mensajes con perfiles virtuales que pueden estar o no en la misma sintonía. Es agotador, lo sé. A muchos les ofende que alguien esté conectado mientras está interactuando en carne y hueso con otros comensales, pero también se agradece mucho cuando se abre la puerta del local y aparece ese nuevo personaje, fresco y original. El Chill debe tener ese factor de novedad, ese misterioso desconocido que permite el descubrimiento, experimentación y diversión, porque de lo contrario es un grupo de amigos sin más. No vas por ahí follándote a tus amigos en los rincones de una casa de otro amigo a vista del resto de tus amigos. ¿O sí?

¡Uy, amigos! Creo que me he ido en volada explicando tanto esquema, tanto prototipo y tanta definición. Reconozco que he escrito esta guía con un poco de sativa en el cuerpo…

… ahora lo he vuelto a leer, totalmente sobrio. Y ¿saben? Tiene sentido y me he reído bastante (esto se llama Marketing 😉).

Pero en serio, si sumamos y restamos, creo que aquí algo podemos aprender. Por eso les dejo un par de humildes conclusiones. Aunque las finales las tendrá cada uno.

  • LIBÉRATE FISICAMENTE

Todos tenemos nuestras inseguridades. Que somos bajitos, que tenemos barriga, que usamos bracklets, que somos demasiado peludos o demasiado pelados. En lo personal, nunca he tenido cuerpo de gimnasio y jamás lo tendré. Era de los que iba a la playa y no me atrevía a quitarme la camiseta. Sin embargo, gracias a los Chill he aprendido a querer mi cuerpo, a gustarme más y a entender que nadie es perfecto. Lo he dicho, la droga ayuda al desenfreno anatómico, pero es verdad que la mayoría de las personas involucradas en un Chill se sienten más atraídas por una personalidad atractiva que por un cuerpo bonito. ¡Vamos! Que en la variedad está la diversión.

  • HAZTE RESPONSABLE DE TUS ACTOS

Tu eres el único responsable de tu destino. No solo en los Chill, sino que en la vida en general. Vas a cometer errores y debes hacerte cargo de ellos sin culpar a nadie que no seas tú. Todo lo que decidas o no hacer durante una sesión de Chill, depende exclusivamente de ti. Eres adulto. O al menos, deberías serlo si eres legalmente mayor de edad. Y si te equivocas, pues aprende a disculparte con el resto y contigo mismo y sigue adelante.

 

  • NO INTENTES DAR EN EL GUSTO PARA CAER MEJOR

Es imposible caerle bien a todo el mundo. Hay personas que tienen mas tacto para ciertas situaciones que otras. Especialmente en un entorno Chill-ero, donde se mueven diferentes códigos sexuales, de adicciones y exuberancias. Recuerda que primero tú, segundo tú y tercero tú. No vas a caer mejor porque dices “Sí” a todo lo que se te ponga por delante.

  • NO TE LAS DES DE SABELOTODO

Sé humilde. Es bueno aprender de diferentes personas y de diferentes escenarios. Ya hemos visto que en un Chill pueden pasar una infinidad de situaciones. Observa, controla, reflexiona y pregunta. A nadie le gusta que le digan qué hacer y cómo hacer las cosas a cada momento. Ni siempre tendrás la razón en tus opiniones. Cada uno es diferente y cada quien tiene distinta forma de reaccionar a situaciones más o menos límites. Si estas seguro de tus conocimientos, sé un aporte y no un problema.

  • NO TENGAS PREJUICIOS

Participar de un Chill, sobre todo cuando es de las primeras veces, no es fácil. Te enfrentas a situaciones y personalidades que no coexisten en tu día a día. Es super importante ir con mente abierta, observar, preguntar y no juzgar si no estás seguro de que, si lo que estas experimentando es bueno o malo, cuando el límite entre uno y otro es bastante difuso.

  • INTENTA LOCALIZAR ALGUIEN QUE TE GENERE CONFIANZA

Siempre hay alguno que por tipo de personalidad o acercamiento te genera más confianza que otro. Muchas veces es un amigo, contacto preconcebido o ex. A través de una conversación algo más contundente, podemos reconocer si alguien tiene mejores o peores propósitos según tus parámetros personales. Verás que alguien con buenas intenciones, es alguien en el que se puede confiar para cualquier desahogo, preocupación o situación que pudiese ser dificultosa.

  • SÉ TU MISMO

Evita inventarte un personaje. Puedas caer mejor o peor, pero no hay nada más feo que la poca autenticidad. Es cierto que he dicho que a veces ser falso, es de lo más auténtico que tenemos los seres humanos, y mucha gente en los Chill intenta actuar de una manera poco real, porque quieren conseguir cosas puntuales. No caigas en ese juego, porque la única consecuencia será el no disfrute, la desilusión o el rechazo.

  • NO SEAS UN PUTO BOLSERO

Colabora de la forma que puedas. Ya sea con varios gramos de diferentes drogas, con latas de cerveza o con dinero colaborativo (intenta tener cash). Si te transformas en un bolsero, te harás una fama y luego nadie te querrá invitar. Si no tienes pasta para aportar, entonces no vayas. Así de simple. Y recuerda que ser una persona agradecida por una invitación es un don.

  • BE HAPPY

El objetivo mayor en un Chill es pasártelo bien. De la forma y estilo que más se adecúe a tus maneras particulares para complacerte. En nuestros tiempos vivir el presente y disfrutar el ahora es super importante. Si vas a un Chill asegúrate de pasártelo bien, si no es el caso, es mejor desistir. No tiene sentido estar entremedio de hombres desnudos y colocados si sientes que no es lo tuyo. Si te lo estás pasando mal, no solo te sentirás incómodo, sino que incomodarás al resto también. El sexo, las drogas y la calidad humana debe ser siempre sinónimo de felicidad. Si no, ¡para qué!

 

Ahora sí que sí, dejo hasta aquí la guía. Si te gustó, puedo hacer la segunda parte. Si no te gustó, pues nada, que tengas un buen día. Un beso para todos los Chill-ers. Y otro para los que no lo son y no lo serán nunca, pero que se tomaron la molestia de leer esta guía solo por curiosidad.

 

 

Algunos sitios web de apoyo:

 

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